lunes, 16 de diciembre de 2013

El haiku de las palabras perdidas, de Andrés Pascual.



¡Hola a todos! Sí, estoy de vuelta. ¡Por fin! Después de un mes de duros exámenes vengo pisando fuerte con una lectura que, para mi, ha sido toda una maravilla. 

Haiku: poema japonés de diecisiete sílabas; destello fugaz que nos muestra la esencia de las cosas. Nagasaki, agosto de 1945. Kazuo, un muchacho occidental afincado en Japón, y Junko, la bella hija de una diseñadora de arreglos florales, han acordado encontrarse en una colina para sellar su amor adolescente con un haiku que esconde un secreto sobre su relación. Minutos antes de su cita, la bomba atómica convierte la ciudad en el peor de los infiernos. Tokio, febrero de 2011. Emilian Zäch, un arquitecto suizo, asesor de Naciones Unidas y defensor de la energía nuclear, cuya vida está desmoronándose, conoce a una galerista de arte japonesa obsesionada con encontrar al antiguo amor de un familiar. Una conmovedora trama sobre la importancia de asimilar las tragedias del pasado para afrontar los retos del presente y escribir nuestro propio destino. 
Editorial: Debolsillo | Páginas: 537 | ISBN: 978-84-9989-794-3

Opinión Personal: Sin Spoilers. 


Esta novela acabó en mis manos gracias a Ligeia, del blog incendio de nieve, y por como ella había disfrutado de ella. Me lancé al pozo sin pensarlo. Cuando lo compré fue cuando empecé a cuestionarme cosas como: "¿Y si a mi no me gusta?" "¿Y si soy la única a la que le desagrada esta novela?". Pues no era únicamente ella la que ponía el libro por las nubes sino la mayoría de la gente, casi todas las reseñas que había leído, que, a pesar de no ser muchas muchas, le daban un cinco sobre cinco o un diez sobre diez.

He tardado bastante en leerlo pero ya explicaré más abajo el por qué. Mientras, os dejo con una cita que me gustó mucho:
«Quizá era el momento de mostrarse más japonés que nunca, no de sangre pero sí de corazón, y demostrar que los silencios pueden llegar a ser un grito atronador. Que una palabra no dicha tiene más fuerza que mil frases pronunciadas, porque la palabra pensada permanece para siempre, mientras que aquellas que cruzan el umbral de la garganta terminan desvaneciéndose en el mismo aire del que están fabricadas.»
Si bien la historia no te atrapa desde un principio, ten pon seguro que lo hará la prosa de este autor, el cual me ha cautivado completamente con esta novela. Esta nos sitúa en dos historias que ocurren en diferentes escenarios espacio-temporales. Ambas tienen una conexión que el autor ha sabido mantener de principio a fin.

Nunca había leído nada de este autor pero sé que trataré de hacerme con toda su obra pues nunca había leído nada igual. El hecho de que un autor español sepa plasmar de una manera tan detallada una cultura que no es la suya... se nota que ama lo que hace y disfruta haciéndolo. Se nota toda la información que ha recaudado y ha sabido trasmitírnosla de manera precisa y con el número de detalles adecuado, ni más, ni menos. Eso, exactamente, es una de las cosas que más me gustan de este libro. El libro puede tener sus quinientas y pico páginas, sí, pero todas, desde la primera a la última, están por alguna razón. No hay ningún momento en el que haya notado que el autor ha escrito por escribir, sino todo lo contrario. Cada página tiene su función y eso es raro verlo hoy en día.

Alguien me dijo una vez algo que posiblemente todos sepáis, y es que la historia está narrada desde el bando de los vencedores. Siempre había estado de acuerdo con eso, por supuesto, es cierto. Pero con este libro reafirmo mi opinión. La bomba atómica de Nagasaki es uno de los temas principales del libro y esto ya nos pone en antecedente de que esta historia nos va a hacer gastar más de un paquete de pañuelos de papel. Andrés Pascual expresa de manera realista lo ocurrido en ese entonces, y si ya parece duro leyéndolo, no me quiero ni imaginar como fue vivir aquello. 

El haiku de las palabras perdidas me ha emocionado cantidad de veces, incluso en escenas que creía que no iba a llorar. El amor de los dos jóvenes, Kazuo y Junko, es tan puro e inocente que encoge el corazón un poquito más con cada página.
Mientras la historia de los jóvenes me hacía llorar, la que se desarrolla en 2011 me hacía morderme las uñas de los nervios. Una búsqueda que no cesa y que te mantendrá pegado al libro, sin duda.

Para mi, El haiku de las palabras perdidas, es un libro que hay que sorber poco a poco, disfrutarlo lentamente y es por eso por lo que me he demorado más de un par de meses en leerlo. Todos y cada uno de los personajes tienen una personalidad y un fondo muy labrado y trabajado por el autor y, todos y cada uno de ellos tienen un lugar importante en el libro.

En definitiva, un libro que, a pesar de tener las expectativas altas, las ha superado con creces, con un final que no esperaba y unas sensaciones entre sus páginas que no esperaba encontrar. Lo recomiendo muchísimo, sobretodo a aquellos que sientan curiosidad sobre todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial y sobre la cultura japonesa. Este libro me ha despertado las ganas de visitar Japón y de leer muchos más libros sobre ella.

5 de 5 en Goodreads.

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